martes, 17 de agosto de 2010

LA ARAÑA ATRAPAMOSCAS


CONTIGO DESBARATARÉ EJÉRCITOS, Y CON MI DIOS ASALTARÉ MUROS.I Samuel'2:1.30.

La araña papamoscas se resguarda en grietas de las paredes y umbrales de las puertas, de donde sale para cazar y calentarse al sol. Es una implacable cazadora de insectos, principalmente de las moscas. Observa una araña papamoscas cazando: ella avanza un poco y para; vigila los alrededores con sus cuatro pares de ojos, un par mayor en el centro y tres menores en los iaterales. Mientras mira, mueve la parte delantera del cuerpo para arriba, para abajo y para cada lado.

Al localizar a la mosca, salta sobre ella y le inyecta una porción de veneno paralizante. Entonces comienza a absorber su alimento. La araña papamoscas consigue saltar hasta 30 veces el largo de su cuerpo, que mide alrededor de medio centímetro. Significa que ella puede saltar hasta 15 centímetros de distancia, sin errar en el salto. La araña suelta un hilo de seda para precisar su salto y para protegerse si fuera necesario.

Si tú pudieses saltar como esa pequeña araña, probablemente atravesarías, con un salto, un campo de fútbol [aproximadamente 50 metros). Desde luego que tú no puedes hacer eso, pero tú serás capaz de saltar mucho más lejos si tienes un sueño. Un soñador dijo que los sueños alimentan la vida y que las personas valen por los sueños que tienen. ¿Cuál es tu proyecto? ¿Te gustaría ser un científico? ¿O un gran cirujano? ¿Un misionero en un lejano país? O tal vez, quien sabe, tú sueñas con ser un astronauta o un piloto de avión. Lucha por tu sueño. Todo castillo en la tierra, ya fue un castillo en el aire.

Para detectar las mejores oportunidades de la vida, necesitas estar conectado a Jesús por medio del hilo de la confianza. Solamente él te ayudará a dar saltos seguros. No importa lo que te suceda, estás en las manos de Jesús y él te guiará siempre. En este momento, tampoco importa la distancia que te separa de tu sueño. Jesús sabe. Como David en el texto de hoy, tú puedes decir: "Con tu ayuda atacaré al enemigo, y sobre el muro de sus ciudades pasaré" (Sal. 18:29, DHH). Con Jesús, tú puedes saltar de la Tierra al Cielo.

martes, 10 de agosto de 2010

CRISTO INSPIRA CONFIANZA EN DIOS


Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. (1 S. Juan 5: 4)

¿Qué clase de fe vence al mundo? Es la fe que hace de Cristo su Salvador personal, esa fe que, reconociendo su impotencia, su total incapacidad para salvarse a sí mismo, se aferra del Auxiliador que es poderoso para salvar como su única esperanza. Es una fe que no se desanima, que escucha la voz de Cristo que le dice: "Ten ánimo, yo he vencido al mundo, y mi divina fuerza es tuya". Es la fe que le oye decir: "He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (S. Mateo 28: 20).

La razón por la que las iglesias están débiles, enfermizas y a punto de morir es que el enemigo ha cubierto a las almas trémulas con influencias desanimadoras. Ha buscado esconder a Jesús de su vista para que no lo vean como su Consolador, el que los reprende y los amonesta diciendo: "Este es el camino; andad por él". Cristo tiene todo el poder en los cielos y en la tierra, y puede fortalecer a los vacilantes y corregir a los errados. El puede inspirar confianza, esperanza en Dios; y la confianza en Dios siempre produce confianza mutua.

Cada alma debe darse cuenta de que Cristo es su Salvador personal; y en su vida cristiana se manifestarán el amor, el celo y la perseverancia. Por clara y convincente que sea la verdad no santificará el alma, no la fortalecerá ni la robustecerá en sus conflictos a menos que sea puesta en constante contacto con la vida. Satanás ha logrado sus mayores éxitos al interponerse entre el alma y el Salvador.

Cristo nunca debiera estar alejado de nuestra mente. Los ángeles dijeron de El: "Llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados" (S. Mateo 1: 21). ¡Qué precioso Salvador es Jesús! Seguridad, auxilio, confianza y paz hay en El. Es el disipador de todas nuestras dudas, la prenda de todas nuestras esperanzas. Cuán precioso es el pensamiento de que realmente podemos llegar a ser participantes de la naturaleza divina, con la que podemos vencer así como Jesús venció. Jesús es la plenitud de nuestras expectativas. Es la melodía de nuestros himnos, la sombra de una gran roca en el desierto. Es el agua viva para el alma sedienta. Es nuestro refugio en la tempestad. Es nuestra justicia, nuestra santificación, nuestra redención. Cuando Cristo es nuestro Salvador personal, anunciaremos las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable...

Cristo murió porque la ley había sido transgredida, para que el hombre pudiera ser liberado de la penalidad de su enorme culpa. Pero la historia ha demostrado que es más fácil destruir al mundo que reformarlo; pues los hombres crucificaron al Señor de la gloria, que había venido para unir el cielo con la tierra, al hombre con Dios.

Reflejemos a Jesús (EW)