Tu me encontraste amí, no te buscaba; pero tu amor, Señor estaba en vela; y mientras entre sombras mi alma erraba , era tu amor despierto centinela.
Largo camino recorriste un día siempre yendo, Señor , tras mis huellas y tu fuiste seguro y firme Guía en medio de la noche sin estrellas.
Fue por buscarme a mi que te hermanaste con la miseria y el dolor humano y por ir tras de mí te fatigaste y sangraste, Señor, de pies y manos.
Tú me buscaste a mi; frente a la puerta llamaste con paciencia inagotable hasta que al fin, Señor, la dejé abierta y entraste tú con tu sonrisa amable.
Y entonces mi morada silenciosa se llenó de música divina; y en mi desierto floreció la rosa y hubo corrientes de agua cristalina.
Autor: Francisco Estrello
1 comentario:
Hermosa poesía, inmediatamente trajo a mi mente una canción que muchas veces he cantado en mis momentos de meditación, que habla del momento en que El me encontró a mí, cuando perdida estaba.
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